Breaking

Alcoholímetro, extorsión e impunidad

Coahuila / Slider / 1 marzo, 2019

Por: Gerardo Lozano

Sábado, cerca de las dos de la mañana. Un vehículo da vuelta en la avenida Colón y toma el boulevard Independencia. Apenas entrando a esta vía lo detiene un retén que está aplicando el llamado “alcoholímetro”.

Después de estar en un antro, el ciudadano, que es un hombre joven a mediados de sus treinta, viene del Distrito Colón y por supuesto se ha tomado cinco cervezas y trae aliento alcohólico, pero no está borracho, puede manejar normalmente.

Al pedirle que sople en el tubo, le indican que la lectura está por encima de lo permitido, por lo que está metido en un serio problema, pues va a recibir una multa de miles de pesos, pero además se lo van a llevar a las celdas de los Tribunales Administrativos.

El conductor se molesta, pide que le muestren cuánto fue lo que midió el “alcoholímetro” y argumenta que su nivel de alcohol no está fuera de lo normal.

Los agentes lo meten entonces a la fuerza en una de las patrullas y arrancan por el mismo boulevard Independencia, para dar vuelta en una solitaria calle que está enseguida de la agencia Ford. El conductor pregunta que cuál es el asunto, de qué se trata aquello, porque lo están llevando hacia allá y no a los tribunales administrativos de la Colón.

En un descuido de los agentes se baja corriendo de la patrulla, pero los agentes lo alcanzan y comienzan a darle una golpiza, bajo la advertencia de “No te quieres mochar cabrón, pues ahora te chingas”.

En la discusión inicial el conductor había tenido la oportunidad de llamar a su familia, quienes llegan hasta el retén y al no verlo se movilizan. Uno de los agentes, que conoce los procedimientos de sus compañeros, los orienta, lo que les permite alcanzar a la patrulla que trae “paseando” a su familiar. La alcanzan y se hace la discusión.

Viene a resultar que el automovilista brutalmente golpeado es amigo de Alfonso Zermeño, uno de los hijos de Jorge Zermeño, quien se encuentra nada menos que en Rusia, disfrutando del mundial de futbol.

Calculan que, por el cambio de usos horarios, a esa hora pueden llamarle y efectivamente lo hacen. Sucede lo esperado: los agentes les entregan hecho un nazareno a su pariente, de inmediato se retiran, negándose a dar sus identificaciones.

Por cinco cervezas el automovilista pasa varios días internado en el Sanatorio Español, debido a la brutal golpiza.

¿Qué hubiera pasado si no es amigo de Alfonso Zermeño o si no lo hubieran podido localizar por su estancia en Rusia?

Una extorsión extrema, pero una de muchísimas otras que se están cometiendo con el “alcoholímetro” y el retorno del “tequiliú” que ha reimpuesto Pedro Luis Bernal en la Dirección de Tránsito y Vialidad, con la evidente complacencia del alcalde.

Comentarios de Facebook

Etiquetas: , , , , , , , ,



Redacción




Previous Post

Centralismo a ultranza: el trato injusto a los estados norteños

Next Post

¿Hacia dónde va la nueva política cultural? - Segunda entrega





You might also like


More Story

Centralismo a ultranza: el trato injusto a los estados norteños

Por: Gerardo Lozano En la edición 324 de Revista de Coahuila, publicamos el trabajo denominado Coahuila: subsidiando a otros...

1 March, 2019