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La baja de sueldos: Una trampa de la insensatez

Opinión / 31 diciembre, 2018

Por: Marcela Valles

La llamada “guerra contra el narcotráfico” que se ha extendido en los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto ha dejado muchos beneficiados. Los más importantes son los propios narcos, pues en lugar de reducir su poder y territorio lo han extendido a estados donde les estaba vetado el acceso. Después del crimen organizado el siguiente beneficiado ha sido el ejército, pues, para mandarlo a esta “guerra”, que ha costado cerca de 150 mil muertos y por lo menos 30 mil desaparecidos, Felipe Calderón les aumentó sustancialmente los sueldos, las prestaciones y las condiciones de vida, además del equipamiento.

El ejército, que era un ejército burocratizado, tuvo que salir a las calles y serranías, lo que le implicó más trabajo y más riesgos, pero también más ingresos.

No casualmente el ejército mexicano tiene nada menos que 545 generales y 870 coroneles, mientras que la Marina suma 350 posiciones de alto rango. Los generales y su nivel correspondiente en la Marina tienen sueldos superiores a los 200 mil pesos (ver tabla anexa), así que la nueva ley para la reducción de los salarios de la alta burocracia pública está en un problema, o más bien Andrés Manuel López Obrador está metido en una de las muchas trampas que él mismo ha creado.

La baja de los sueldos de los diputados y senadores es una gran mentira, porque el sueldo mensual es de sólo 74 mil pesos, pero adicionalmente perciben 47 mil 786 pesos de asistencia legislativa y otros 28 mil 772 de atención ciudadana. De estos tres conceptos sólo pagarán impuesto por el primero, porque los otros dos no son gravables y van directos a la bolsa, pues nunca se ha visto a un diputado federal ni tan siquiera regresar a su distrito, mucho menos prestar ayuda a sus votantes.

Así que sólo por estos tres conceptos un diputado se lleva mensualmente 150 mil 558 pesos, pero a eso hay que agregar los 233 mil 755 pesos que se llevarán por aguinaldo o gratificación de fin de año, sobre el cual no pensaban pagar impuestos pero ahora, por la exhibida que les dio la prensa tendrán que pagar una parte, porque hay prestaciones que, por ley, no son grabables. Son 233 mil 755 pero hay que tomar en cuenta que fue el proporcional a los cuatro meses que llevan en el cargo, no a los doce de un año completo.

A lo anterior añádale varias prestaciones que sí les dejaron, aunque les hayan quitados tres o cuatro para cumplir con la “austeridad republicana”.

El asunto es que con los generales y brigadieres las cosas son completamente distintas, pues se trata de militares que han realizado toda una carrera dentro de la institución castrense de 20, 25 y más años. ¿Cómo justificar el reducirles el sueldo a la mitad y además responsabilizarlos de la militarización del país, porque ellos dirigirán las 266 zonas en que quedará cuadriculado el nuevo esquema policiaco?

Además de un sueldo de ese nivel, los generales tienen prestaciones muy importantes, por ejemplo el pago, al 100%, de los gastos escolares de nivel medio superior y superior de sus hijos, algo que tampoco les pueden quitar.

Es cierto que el ejército mexicano, inexplicablemente, tiene más generales que el ejército estadunidense, que es cuatro veces más grande y, todavía algo más inusual, tiene más del doble de generales que el ejército chino, que es el más grande del mundo con 2 millones de efectivos, en tanto que el ejército estadunidense está apenas algo arriba de los 800 mil efectivos, mientras el mexicano registra solamente una población de 211 mil.

Pero el asunto irrevocable es que el ejército mexicano tiene esa cantidad de mandos superiores, esos sueldos y ese paquete de prestaciones y su jefe supremo es el presidente de la república. El pequeño problema es que, debido a las condiciones de la seguridad nacional, requiere de la lealtad absoluta y el apoyo decidido de todos esos generales, pero todavía más: sin el ejército y la Marina la nueva ley de seguridad pública (por cierto muy cuestionada inclusive por amplios sectores que votaron por AMLO) no es más que un papel sobre el escritorio de un secretario de seguridad pública mal pagado.

 

LA ESTUPIDEZ

Los especialistas en recursos humanos consideran que el tener funcionarios de alto nivel mal pagados llevará de forma directa a la mediocridad, pero tampoco ayuda a la lucha contra la corrupción, lo que se refleja ya en la cantidad de errores que se están cometiendo y luego tienen que ser desmentidos.

La idea de que el país entero se debe sumar a las ocurrencias y a las políticas de la mal llamada “austeridad republicana”, tomada de forma totalmente descontextualizada del periodo juarista, está llevando a la estupidez a muchas personas que ocupan posiciones claves dentro del nuevo gobierno.

Nada menos que la nueva Secretaria de la Función Pública, Eréndira Sandoval, declaró que los salarios del sector privado deberían ajustarse a la austeridad del gobierno federal.

Mostrando una absoluta ignorancia sobre temas de economía, la ministra comentó: “No tenemos por qué brincar desde el estado, los funcionarios, los senadores, los jueces y los magistrados, a llegar a los salarios del mercado. Más bien los salarios del mercado, los honorarios y los ingresos del mercado, tendrían que ajustarse a una nueva moralidad y a una nueva ética pública de salarios justos”.

Si la estupidez es imperdonable al abordar un tema que desconoce, Eréndira Sandoval estaría afirmando, en términos concretos, que el talento y el éxito de un ejecutivo que gana un sueldo conforme al mercado, por sus méritos y resultados, no por ser amigo o protegido de AMLO, está yendo en contra de la “nueva moral” y de la “nueva ética pública”, de tal forma que ganar un buen sueldo es malo y también es malo ser exitoso, hacer riqueza dentro de un sistema capitalista, como ella lo denomina.

La “nueva moral” y la “nueva ética pública” son una estupidez que se han inventado, porque el bajar los sueldos, por sí, no aporta en nada a la lucha contra la corrupción, que sí tiene que ver con la moral y la ética.

Ahora todos vamos a vivir o a fingir que somos pobres, por no decir jodidos, cuando el planteamiento es que los que de verdad son pobres salgan de esa situación, y para ello hay que generar riqueza y estimular el incremento de los salarios tanto como sea posible, por medio del esfuerzo, la preparación y el talento.

La nueva Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien por cierto tiene un perfil muy inadecuado para un cargo tan delicado, en la opinión de analistas calificados, ha declarado que donará su sueldo a la beneficencia, gesto que se permite porque goza de una pensión vitalicia de 225 mil pesos mensuales libres de impuestos.

En esta lógica, Saúl “El Canelo” Álvarez es la encarnación misma de la inmoralidad: en su pelea del 15 de diciembre ganó algo así como 40 millones de dólares, en diez minutos que le llevó tundir a su rival.

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Redacción




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