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Guadiana Tijerina y el gravísimo conflicto de interés

Coahuila / Especiales / 8 diciembre, 2018

Por: Gerardo Lozano

Armando Guadiana Tijerina es el hombre fuerte de Morena en Coahuila; fue el candidato a gobernador en 2017 y sacó a Morena de la inexistencia electoral para ponerlo en el mapa político del estado.

Reyes Flores Hurtado, quien será el “superdelegado” del nuevo gobierno federal, era algo así como empleado de Guadiana Tijerina. Después de que abandonara el panismo, Guadiana Tijerina le sumó como abogado para promover demandas en su enfrentamiento personal con el ex gobernador Humberto Moreira.

El mismo Guadiana Tijerina impulsó a Reyes Flores para ocupar el cargo de “superdelegado”, después de ganar la senaduría y darle un segundo empujón electoral a Morena en el estado.

Guadiana Tijerina es un hombre muy rico económicamente. En el Registro Público de la Propiedad aparece como propietario o socio mayoritario de 16 empresas, siete de las cuales se dedican al ramo de la minería, donde se ubica la parte fuerte de su capital. También es ganadero, pero eso es un entretenimiento, como lo es el promover equipos profesionales de beisbol o de otros deportes.

El problema de Guadiana Tijerina es el tiempo: ya es un hombre viejo, que cumplió en marzo pasado 72 años de edad. Si buscara la gubernatura en 2023 tendría entonces 77 años de edad; si termina su encargo como senador de la república tendrá 78 años en 2024.

Los tiempos no le ayudan, pero, fiel a su talante pragmático y a su vocación de hombre de negocios, se ha colocado en el senado como Presidente de la Comisión de Energía, lo que le ubica en una posición privilegiada para hacer negocios en el ramo minero que, como se dijo, es la parte fuerte del grupo de empresas de las que es propietario.

A Armando Guadiana le mueve principalmente el dinero; la política es un instrumento para los negocios. Su pleito con Humberto Moreira no fue por cuestiones políticas y mucho menos éticas: fue por asuntos de negocios mineros en la zona carbonífera de Coahuila, donde el principal comprador de carbón es el gobierno federal a través de Micare I y II.

Si la posición ya es magnífica para cabildear dentro del poderoso sector minero del país, a Guadiana Tijerina le ayuda muchísimo el hecho aberrante de que Napoleón Gómez Urrutia haya sido designado como Presidente de la Comisión de Trabajo y Previsión Social en el mismo senado.

Objetivamente, en ambos nombramientos hay un fuerte conflicto de intereses, pero la designación de Napoleón Gómez para la Comisión del Trabajo y, antes, su nombramiento como senador y repatriación, ha caído como acero derretido sobre las principales empresas mineras del país: es un desafío directo y un insulto.

Esto beneficia aún más a Armando Guadiana, quien se puede volver el gran intermediario entre los intereses de la industria minera y el gobierno federal o, más específicamente, entre este sector y Andrés Manuel López Obrador.

Guadiana tiene las habilidades personales y la experiencia para ello. Napoleón Gómez ha mostrado ser un político más agresivo, que recurre con frecuencia a la intimidación y al chantaje o, en ciertos casos, ejecuta venganzas, en tanto que el senador por Coahuila es de un estilo mucho más relajado.

Pero además del negocio del cabildeo, que puede ser magnífico, “el hombre del sombrero de mil equis”, como le decía con sorna Humberto Moreira, Guadiana Tijerina es muy probable que vea por sus propios negocios, en un gobierno que ha dado muchas señales de que no le caracterizará el orden y tampoco la ética de sus principales integrantes, siempre y cuando éstos sean amigos y protegidos del gran caudillo de la Cuarta Transformación.

De entrada, todo aquel empresario del sector carbonífero que quiera un favor del gobierno federal ya sabe qué puerta del senado ir a tocar.

Por supuesto que Guadiana mantendrá su posición como el hombre fuerte de Morena en Coahuila, pero, si partimos de una interpretación pragmática, lo más probable es que su edad ya no le alcance para buscar la gubernatura otra vez y no hay alcaldía que le interese, tampoco cargo alguno dentro del gabinete federal.

Ser senador es una posición mucho más relajada, que le permite seguir atendiendo sus negocios; llevar un ritmo de vida sin presiones adicionales ni cargas obsesivas de trabajo, como amenaza López Obrador, quien piensa llegar con todo y catre a Palacio Nacional, porque será presidente, en su propia opinión, las 24 horas del día, como si gozara de la salud de un adolescente y no la de un hombre ya demasiado adentrado en los sesenta, con algunos problemas delicados de salud.

Guadiana Tijerina parece mucho más consciente de sus 72 años y, con astucia, se ha colocado en una posición de influencia.

Muchas personas de Morena parecen andar de paseo por la luna, pensando en la cuarta transformación y hasta en la revolución que viene, pero hay otros que saben exactamente lo que quieren y lo que conviene a sus intereses, así que no perderán su valioso y escaso tiempo en fantasías. Armando Guadiana Tijerina evidentemente es uno de ellos.

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