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COAHUILA: TRAICIONES Y ALIANZAS OSCURAS

Coahuila / 3 septiembre, 2018

Por: Álvaro González

En los asuntos de la política dentro del gremio periodístico hay una especie de máxima: la política es como un sótano o un cuarto oscuro; sólo los que están dentro saben lo que realmente ocurre pero no lo pueden decir, mientras que los que estamos fuera lo queremos decir pero no sabemos con certeza lo que ocurre.

Es un poco como ese modelo que emplean los psicólogos denominado Ventana de Johari, que tiene cuatro áreas: lo que tú sabes de ti y todos los demás también saben; lo que sólo tú sabes de ti y los demás no saben; lo que los demás saben de ti pero tú no lo sabes y, finalmente, lo que ni tú ni los demás saben de ti.

Esto se puede aplicar a cualquier persona, pero también puede servir para esos personajes públicos que son los políticos y especialmente los gobernantes.

Hay cosas de un político que él sabe de sí mismo y todos los demás lo sabemos, pero enseguida se pasa al terreno de los problemas. La mayoría de los políticos, entre más alto es su nivel sólo ellos saben qué vida privada llevan, qué bienes reales tienen, qué piensan, qué sienten, qué compromisos han contraído, con quién están realmente aliados y qué acciones emprenden fuera de la observación pública. Los demás sólo sabemos muy poco de ello.

Por otra parte, todos y en especial quienes nos dedicamos al periodismo, sabemos muchas cosas de los políticos que ellos mismos muchas veces no saben, como qué impresión causa su aspecto físico, qué imagen real tienen entre diferentes grupos sociales, qué limitaciones evidentes muestran, qué problemas de personalidad dejan entrever.

Finalmente está esa área oscura, ciega, que ni ellos ni nosotros realmente conocemos. ¿Por qué Francisco I. Madero dejó a Victoriano Huerta como jefe del ejército, si era un alcohólico, un asesino y un traidor? De alguna manera su hermano Raúl Madero se lo advirtió, pero no le hizo caso, lo que le costó la vida a ambos.

Como los aviones, la política tiene su caja negra.

SUCESOS INEXPLICABLES

¿Qué sucedió realmente en el pasado proceso electoral del primero de julio en Coahuila?

Fue, como la del año anterior, una elección extraña y aparentemente ilógica en muchos aspectos, pero se presume que estuvo plagada de traiciones y alianzas oscuras.

Dentro del PRI podemos citar varias cuestiones que resultan extrañas y todo indica que forman parte de ese sótano oscuro donde los políticos manejan el juego del poder, mientras que el ciudadano común va con toda buena voluntad a depositar su voto y cree estar tomando la mejor de las decisiones.

¿Por qué el PRI pierde las alcaldías de Matamoros, Francisco. I. Madero y San Pedro, pero además las dos primeras a manos de Morena y la tercera a manos del PAN cuando San Pedro era más territorio de las izquierdas que los otros dos municipios?

En San Pedro ya había un pleito de callejón entre las diferentes camarillas políticas, pero aun así ganaron la elección del año pasado, con una candidata que no convenció a muchos de los propios priistas pero ganaron sin mayores problemas.

Este año por primera vez en la historia del municipio gana el PAN, primero por el pleito de las camarillas políticas, pero en esta ocasión hay indicios de que algunos fueron más allá de la discordia interna y le pusieron dinero y apoyo a la candidata panista. Todos voltean hacia Juan González, camionero él y alcalde priista de San Pedro hasta el 2016.

En el norte de Coahuila y en la región carbonífera, la cúpula del PRI se queja, ya no en lo oscurito sino abiertamente, de que la camarilla del ex gobernador Rogelio Montemayor operó a favor de Morena, en municipios clave como Piedras Negras, donde lanzaron como candidato a la alcaldía a Claudio Bres, quien ya había sido dos veces alcalde y una diputado federal por el PRI.

También se metió la mano a favor de Morena en toda la región carbonífera, como Sabinas y San Juan de Sabinas, además de otros municipios norteños chicos.

Montemayor Seguy, pidió ser candidato a diputado federal al menos, pues le hubiese gustado mucho más ser senador de la república. Es un hombre que ya está por arriba de los 70 años de edad, que viene de un proceso judicial en los Estados Unidos, donde estuvo preso por el escándalo del “pemexgate” y que terminó su mandato hace casi 20 años. Su petición no tenía sentido, pero él sabía que Rubén Moreira iría por una diputación federal, lo que le cabreó y se aliaron con Morena, que estaba levantando hasta cascajo.

Sin la intervención de esta camarilla política no se puede explicar cómo es que Morena ganó la alcaldía de Piedras Negras, cuando apenas el año pasado la había ganado el PRI en una contienda fuerte contra el PAN y la UDC.

En Torreón pasaron muchas cosas, como el hecho del mal diseño y el mal manejo de la campaña de Antonio Gutiérrez Jardón (imagínese una campaña electoral que comienza diciendo “Ustedes no me conocen pero…”), quienes se anduvieron con contemplaciones y no se echaron para delante con enjundia, lo que provocó que Morena se llevara un porcentaje muy alto del voto, pero, en la misma elección, misteriosamente, la ola morenista no afectó sino benefició a Jorge Zermeño del PAN, lo que no es creíble.

Algunas camarillas del PRI operaron a favor de Morena y a favor de Jorge Zermeño Infante, al mismo tiempo.

Al interior del PAN también se dio “fuego amigo”, porque el candidato de Morena-PT por el 6to, distrito federal todavía el día de la elección no creía que había ganado, sino hasta ya muy entrada la noche. Gabriela Casale pierde por segunda vez una elección, con lo que muestra que no está hecha para esos quehaceres, pero Miguel Mery también muestra lo mismo.

Guillermo Anaya Llamas, el jefe del PAN a nivel estatal, pierde la senaduría. Era una gente de la cual querían deshacerse con vehemencia tanto Jorge Zermeño como Luis Fernando Salazar y el mismo Marcelo Torres Cofiño.

¿Por qué en Saltillo no se dio el efecto AMLO si se dio en todo el resto del estado? Manolo Jiménez gana de forma aún más contundente y se ganan las dos diputaciones federales, además se aporta un porcentaje muy alto de votación para que Verónica Martínez ganara la senaduría de primera minoría.
¿Qué hubo y qué hay ahora en el cuarto oscuro de los partidos políticos en Coahuila? No lo sabemos exactamente pero es seguro que quedó un mal olor a traición y alianzas sucias.

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Redacción




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