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A TRES AÑOS DE TRUMP: TESTIMONIOS MEXICANOS DE LA VIDA EN AUSTIN, TEXAS, Y SU URBANIDAD BILINGÜE

Crónica / 3 septiembre, 2018

Por: Grisel López Manzanares

Desde el inicio de su candidatura el actual Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, comenzó con un discurso de desagrado entorno la inmigración mexicana germinando una objetivación hacia nuestra nacionalidad. Criminales, violadores; nos volvió una representación del mal y nos hizo responsables de algunas de las fallas sistémicas que se viven actualmente en el país norteamericano, convirtiéndonos en el enemigo.

Basado en las últimas estimaciones del Censo, el Centro de Estudios Pew publicó un estudio en 2017 que dictaba que en el 2016 la población hispana alcanzó los 57.5 millones, 37 de los cuales son estadounidenses de nacimiento. Es cierto que en México se tiene una cultura de la reproducción poco consciente y eso se vería eventualmente reflejado en la tasa de natalidad en el país al que emigran.

En ese mismo año (2016), los hispanos eran el segundo grupo étnico, el 17.6 % de la población en Estados Unidos, detrás de los blancos (61.5 %) y por delante de los afroamericanos (12.3 %) y los asiáticos (5.3 %).  De los 57.5 millones de hispanos, 35.7 tienen origen mexicano (63.3 %), 5.3 puertorriqueños (9.5 %), 2.1 salvadoreño (3.8 %), 2.1 cubano (3.7 %), 1,8 dominicano (3.3 %), 1.3 guatemalteco (2.5 %) y 1.0 colombiano (1,9 %). (The Pew Hispanic Center).

Aunque se ve una evidente mayoría de hispanos de origen mexicano (63.3 %), ese porcentaje es inferior al registrado en el 2008, el cual alcanzó el punto máximo registrado de 65.7 %; en el año 2010 comenzó a haber un deceso y fue en el 2016 cuando el porcentaje volvió a crecer.

Por ser la gran minoría, Trump toma a la población mexicana como “la amenaza”, pero ¿realmente “se les manda” lo peor de México?

Bárbara Aranda, de 24 años, mexicana, Licenciada en Relaciones Internacionales y actual trabajadora del Banco Interamericano de Desarrollo en Washington, D.C. dice: “Todo depende del nivel de profesionalidad o acceso a educación de ‘calidad’ y el estado en el que estés, en ambos países. Casi tendrías que verlo caso por caso. En mi caso, mi privilegio, mi acceso a educación privada, mi oportunidad de hacer una pasantía en el extranjero, me permitió tener eventualmente un trabajo en un organismo internacional en la capital de EUA. Es claro que si fuera de otro estado, con otras oportunidad (o la falta de ellas), sin idiomas, sin educación occidental, etc, la historia sería completamente diferente. Basta con ver las noticias para saber qué les pasa a esos mexicanos/latinos cuando intentan llegar a EUA”.

Se realizaron entrevistas de forma anónima y aleatoria en el corazón del centro de Austin, Texas, respecto a la situación de los trabajadores mexicanos inmigrantes:

“Lo que he notado en mi trabajo, es que llegan mexicanos que sí tienen ganas de trabajar y es inevitable que le lleguen a ‘quitar’ el puesto a alguien que no rendía igual.” (Anónimo, 26 años, ciudadano estadounidense, mesero)

“Lo que sí es cierto, es que los puestos de lavaplatos o los trabajos que ‘nadie quiere hacer’ estaban ocupados principalmente por personas perezosas y llegaron personas que ya conocían muy bien lo que es la necesidad de trabajo para poder darle de comer a sus familias. Ahora esas personas perezosas las puedes ver en la calle pidiendo dinero.” (Anónimo, 24 años, ciudadano tejano, asistente de cocina)

“Yo, al menos aquí en Austin, no veo vagabundos latinos molestándome pidiendo dinero para sus drogas. Todos son norteamericanos, afroamericanos principalmente, a los mexicanos se les ve trabajando todo el tiempo.” (Anónima, 34 años, ciudadana tejana, trabajadora en el banco CHASE).

“Actualmente Austin está viviendo una crisis de gente desempleada viviendo bajo los puentes. Si no hubiese tantos inmigrantes tomando los trabajos, esas personas que no tienen empleo y sólo están drogándose bajo los puentes y molestando a la gente pidiendo dinero, no tendrían que estar ahí”. (Anónimo, 22 años, ciudadano tejano, estudiante).

“El problema es que es muy fácil conseguir drogas aquí, ve abajo de cualquier puente sobre el freeway y seguro encontrarás quién te venda crack. Nosotros, los ‘gringos’ (como ustedes nos llaman) tenemos una forma de solucionar nuestros problemas: drogas. Como tú gustes llamar, ¿crack, alcohol, meth? Tú pide y se te dará.” (Anónimo, el hombre no recuerda su edad con exactitud).

Austin, Texas, es una ciudad en crecimiento y comienza a adquirir, por consecuencia, los males de una gran ciudad. ¿Realmente es culpa de los inmigrantes los altos índices de ciudadanos con adicciones que sufre actualmente el país?

Las opiniones respecto a los trabajadores mexicanos indocumentados son muy contrastantes. Al momento de realizar las entrevistas se podía hacer una lectura simple sobre en quiénes habían surtido efecto los discursos de rechazo formulados por parte del presidente Trump sin cuestión y quiénes se tomaban un poco de más tiempo para formular su propio criterio.

Contra lo que no podían argumentar es que a la migración latinoamericana no se le ve simplemente pidiendo dinero afectando a la economía de la ciudad, sino al contrario formando parte del sistema trabajador de forma activa.

“México no es nuestro amigo. Nos está ahogando económicamente”. (Donald Trump. 16 de junio de 2015, discurso de lanzamiento de su candidatura para las primarias del Partido Republicano).

México es el principal socio comercial, la relación con Estados Unidos se ha vuelto co-dependiente y más allá de las relaciones formales que existen entre ambos países, los trabajadores inmigrantes sin seguro médico (los cuales el 100% de las veces son indocumentados) representan grandes ingresos de impuestos.

Los datos más recientes publicados en el portal de Servicio de Impuestos Internos o Servicio de Rentas Internas (IRS, por su siglas en inglés) muestra que en 2015 el fisco estadunidense recibió 4.4 millones de ingresos en impuestos de regreso sólo por trabajadores que no contaban con cuentas de Seguro Social, ese año los inmigrantes indocumentados pagaron un total de 23.6 billones de dólares en impuestos. (Fuente: IRS, publicado también en el portal Vox: Undocumented inmigrants pay billions of dollars in federal taxes each year)

“¿Quién paga impuestos? ¿En verdad usted cree que ellos pagan impuestos? ¿Usted cree que un inmigrante ilegal va a estar pagando impuestos? Está bien, tal vez algunos de ellos probablemente lo hagan, solo porque los empleadores les insisten. Pero sólo es un pequeño porcentaje. Probablemente el 5% – 10% de ellos paga impuestos.” (Trump en respuesta durante una entrevista en CNN, 2016)
Sin duda, los inmigrantes indocumentados representan un ingreso masivo de impuestos, el cual no se les regresa puesto que no pueden disponer de un número de Seguro Social hasta que no sean dados de alta como ciudadanos estadounidenses. Es dinero que el gobierno seguirá recibiendo cuasi gratuitamente mientras mantenga ilegales a la mayoría de los inmigrantes.

A esto hay que añadir lo “barata” que se vuelve la “mano de obra” por los riesgos que corren los empleadores al contratar personas indocumentadas, aunque actualmente una cocina de cualquier restaurante en el centro de Austin, Texas está conformada en un 80% por trabajadores indocumentados.

A pesar de manejar un discurso de rechazo, la ciudad de Austin está acondicionada tanto para hispanos como para estadounidenses.

Las alertas emitidas de próximas paradas dentro del transporte público (metrobús y camión) se dictan tanto en inglés como en español, al igual que los avisos en los semáforos para cruce de peatones.
De la amplia variedad de restaurantes en la zona centro de la ciudad, hay un gran porcentaje de restaurantes con temática mexicana y el personal, aunque no sea mexicano, busca brindar el servicio en español si así es requerido por los consumidores. Desde supermercados llamados “Fiesta” hasta bares llamados “Latinos”, los característicos coloridos lugares invitan a los hispanos a consumir sus productos.

Hay complejos habitacionales en los cuales el “contrato” es por mes y no se requieren papeles para poder hacer el “arrendamiento”, lo cual facilita el ser habitados por inmigrantes o personas que no cuentan con una cuenta bancaria o cualquier tipo de papeles norteamericanos.

Por toda la ciudad hay letreros de establecimientos donde se ofrecen seguros para automóviles y casas sin necesidad de presentar una licencia, cuenta bancaria ni comprobación de crédito. Si no se les desea en el país, ¿por qué se les facilita la estadía en la ciudad? Es comprensible que no le convenga al gobierno volverlos documentados, pero ¿es necesario el discurso de racismo que un porcentaje de la población estadounidense toma sin cuestionar?

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